Infernal disputa en edén cordillerano: hermanos están en litigio judicial por Cabaña Ita Kua

Un litigio de larga data se da entre dos familias de un mismo padre por la tenencia de la conocida Cabaña Ita Kua, ubicada en Itacurubí de la Cordillera. El conflicto inició en el 2015, tras la muerte del coronel Ovidio Concepción Jara Flecha, cuando los hijos de sus dos relaciones sentimentales comenzaron una disputa judicial.

El coronel Jara tuvo dos familias. Su primera esposa fue Marilú Rotela, de quien nunca se divorció. Su segunda pareja fue la señora Raquel Carrillo, cuyos hijos denuncian que sus hermanos del primer matrimonio de su padre pretenden despojarlos del terreno.

Según la familia Carrillo, la señora Raquel fue quien construyó el complejo turístico y explotó el sitio por más de dos décadas, tal como puede verse en imágenes acercadas a la producción. Esta mujer tiene la posesión del inmueble en la actualidad, pero teme que todo su sacrificio sea repartido a otras personas ajenas al emprendimiento familiar.

En el 2015, cuando falleció el coronel Jara, los Rotela que residen en la ciudad de Asunción abrieron una sucesión en Caacupé y reclamaron que la cabaña Ita Kua era un bien dejado por su padre difunto, por lo que solicitaron que sea incluida en la sucesión. Al enterarse de esto, la familia Carrillo, que estaba a cargo del sitio, solicitó que se excluya el inmueble del proceso de la herencia, iniciando así la larga contienda en el ámbito judicial.

Los hijos del segundo matrimonio aseguran que su padre nunca se encargó del complejo porque desde el 2002 estuvo trabajando en Coronel Oviedo, y que en realidad fue su madre la responsable de realizar las mejoras al sitio turístico. Incluso resaltan que el hombre nunca tuvo la posesión del inmueble, ya que figura a nombre de Andrés Jara Miltos, quien durante el proceso judicial reconoció que nunca fue al inmueble, que no tiene ningún interés en apropiarse del mismo y que las mejoras fueron realizadas por la señora Raquel Carrillo, conforme a la versión de la familia de la mujer.

Sin embargo, la contraparte dice lo contrario: que su padre fue quien levantó el sitio y que su segunda pareja solo fue la amante, calificación que es rechazada de manera categórica por los hijos de esta relación, atendiendo a que la primera familia estaba al tanto de la existencia de esta segunda relación del coronel e inclusive existió un breve acercamiento entre ambas familias en el pasado.

La cabaña en disputa está instalada sobre 50 hectáreas, de las cuales la familia Carrillo pidió en usucapión unas 22 hectáreas en el año 2018, porque en ese inmueble también existen posesiones de otras personas. No obstante, en dos instancias fue rechazado el pedido hecho para dar la porción de tierras a Raquel Carrillo, a pesar de haber presentado todas las pruebas durante el proceso.

Los Carrillo consideran que mediante artimañas se pretende hacer un aparente despojo de un trabajo de muchos años, porque si la justicia incluye el inmueble en la sucesión, la segunda pareja del coronel Jara se quedará fuera de la repartición de los bienes pese a que desde un principio, según su versión, estuvo al frente liderando el negocio familiar.

Tal es el caso que la hija de la señora Raquel Carrillo, Tania Jara Carrillo, posee la representación comercial del inmueble y administra desde el 2012 el establecimiento, por lo que la mujer niega la denuncia de la otra familia, que supuestamente hayan ingresado a la fuerza y mediante chicanas jurídicas luego del 2015 cuando falleció su progenitor.

Según Tania Jara, su madre empezó el emprendimiento en el año 96 con una granja y que tras mucha inversión, se abrió el complejo al público en general en el 2012. Sus padres estuvieron 15 años juntos y luego se separaron, quedando siempre su madre al frente del establecimiento, por lo que espera que la justicia finalmente salga a su favor. A la par, sus medios hermanos mayores también esperan que el fallo les sea favorable y que la segunda pareja del coronel sea apartada de la herencia.