La ruta de la mafia del ordeñe de combustible

Incendio en depósito clandestino de combustible en Villa Elisa. Foto: LN.

Puntos clandestinos instalados en viviendas particulares y vecindarios poblados, operando sin disimulo ante la vista de todos, forman parte de la ruta del ordeñe de combustible, una verdadera bomba de tiempo que pone en zozobra a los lugareños, pero que pese a la terrible problemática pasa desapercibida por las autoridades.

La manipulación irregular y venta clandestina del combustible se volvió una práctica habitual en los distintos barrios de la ciudad de Villa Elisa. Los propios vecinos de la zona citan los barrios Gloria María, Villa Bonita, San Juan y Centro, como algunos de los puntos de almacenamiento y comercialización para la provisión de los hidrocarburos a través del ordeñe que hacen los camioneros al tanque de los transportes.

Existe todo un esquema de corrupción detrás de esta problemática que se arrastra desde hace muchos años y que cuenta con una planificada ruta donde estarían implicadas las propias autoridades, atendiendo a que estas hacen caso omiso a las quejas de los denunciantes que exponen constantemente la situación irregular.

Una investigación del equipo periodístico de La Caja Negra constató in situ la problemática que pone en cháke a los moradores, quienes bajo el anonimato expusieron la pesadilla que están atravesando a raíz de esta mafia que actúa impunemente por la desidia de las instituciones del Estado.

Durante un recorrido por las calles se vio la realidad que preocupa de sobremanera: camiones cisternas estacionados en los barrios y el constante movimiento para el aparente almacenamiento de los combustibles en las viviendas particulares.

Testimonios recogidos exponen que el inicio de la mafia del combustible inició hace 20 años, y que los implicados en esta rosca operan a plena luz del día y también en horario nocturno, impidiendo descansar a los vecinos.

Este irregular negocio, que mueve muchísimo dinero, posee un marcado modus operandi consistente en el robo y acopio de combustible, el cual especialmente se intensifica cuando se dan los anuncios de suba de precio de la nafta y el gasoil.

Los vecinos señalan que el problema es de larga data y que todas las autoridades locales y nacionales están al tanto de lo que ocurre en la ciudad, incluso durante la gestión del anterior intendente Ricardo Estigarribia se hicieron varias denuncias pero este nunca se ocupó del tema.

Tal es el grado de desidia que inclusive las patrulleras se surten de combustible de estos puntos clandestinos, según la denuncia de los vecinos.

Además de actuar con total impunidad y bajo el aparente resguardo de las autoridades, los integrantes de la mafia del ordeñe amedrentan y piden explicaciones a todo aquel que llega a presentar denuncias o quejas contra ellos.

Los vecinos de la Comisión Nacional Divino Niño Jesús – Barrio Gloria María, denunciaron el hecho ante la Municipalidad de Villa Elisa, la Junta Municipal y el Ministerio del Ambiente, pero hasta el momento ninguna autoridad toma en serio el reclamo.

El 18 de enero de este año, la comisión vecinal entregó una nota al actual intendente Sergio Estigarribia y otra a la Junta Municipal de modo a solicitar una regulación al tránsito de camiones cisternas por la ciudad, para que se prohíba el paso de los camiones con más de 5000 kilos con cargas no inflamables y todos los camiones de cualquier kilaje que transporten combustible o aceite, además de una alta multa por la transgresión a la ordenanza requerida.

El 23 de enero de este año, esta comisión informó al MADES sobre el derrame de combustible en el barrio y sobre el constante práctica de ordeñe sobre las calles Perú, entre Venezuela y  Jamaica, donde el 2 de diciembre del año pasado ocurrió un incendio en la vivienda que, según la nota presentada, es propiedad de Lucio Lugo, alias Peye, y su hermano Agustín, a quienes los lugareños sindican de ser presumiblemente las cabezas de la actividad irregular. “Debido al mal manipuleo de combustible u ordeñe generó una explosión y gran incendio, las imágenes del incidente exponen que al momento del hecho, dentro del recinto se encontraban tres camiones cisternas aparentemente con combustibles y unos 20 tambores de 200 a 300 litros que empezaron a explotar”, expone la misiva entregada por los vecinos.

Al peligro que representa esta práctica, se suma el constante olor contaminante, el deterioro de las calles y la polución sonora que genera el tránsito de camiones cisternas de gran porte todos los días y especialmente en horas de la madrugada, lo cual impide descansar a los vecinos, quienes además advierten que es una bomba de tiempo, al recordar la explosión de unos tanques de gas que produjeron la muerte del adolescente Nazareno Rovegno Aresse en junio del 2020.

Por ello, los miembros de la comisión pedían en su nota la urgente investigación y cese de actividades realizadas en esa vivienda y que se inspeccione la misma, ante informaciones recibidas sobre la supuesta existencia de un tanque de almacenamiento de combustible enterrado en el lugar. También solicitaban verificar las demás residencias aledañas por estar supuestamente en el mismo negocio irregular.

Todo quedó en promesas de solución, y hasta la fecha los vecinos esperan una solución final al problema que los está carcomiendo de la preocupación.

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